domingo, 26 de agosto de 2018

FINAL CON SAFARI

26 de agosto

WINDHOEK

Llevo tantos dias sin escribir que me siento desentrenado y casi no se por donde empezar. Lo importante es la decisión que tomé de dejar que el viaje finalice aquí y no en Ciudad del Cabo como era mi intención primera.

Antes de llegar a la capital venia manteniendo contacto por WhatsApp con Mayella y Damian, un matrimonio al que conocí en Arusha y con los que la casualidad me volvió a encontrar en Mbeya, en Tanzania. En África seguían una ruta muy similar a la mía así que ellos eran una especie de avanzadilla y algunos de sus informaciones me resultaron útiles. De hecho, a través de ellos supe que Tania, (francesa) y Rodrigo, (brasileño) estaban hospedados en el mismo lugar al que yo iba y que también les interesaba recorrer parte de Namibia en automóvil.



Y así comenzó una avalancha de acontecimientos que nos llevaron a alquilar un todo terreno 4x4 y lanzarnos como locos a visitar el Etosha National Park para ver todos los bichos salvajes que pudiésemos. La verdad es que con el viaje ya en su última etapa me costaba asimilar que volvía a irme de África sin hacer un safari. 

Llegamos a Etosha después de recorrer los más de 400 km que nos separaban de allí. Y lo menciono porque no me resultó fácil echarme a la carretera circulando por la izquierda y con un coche que, aparte de grande, tiene todos los mandos simétricamente al contrario que nuestros coches en España. Tal es así que por varias veces acabé activando el limpia parabrisas cada vez que intentaba poner en intermitente. Ni que decir tiene que intentar adelantar, las primeras veces, era un acto heroico por mi parte. Y así durante todos los días y los 2500 km de recorrido total. La chica francesa no tenia el carnet consigo y Rodrigo no se sentía seguro conduciendo.

Nos cansamos mucho viendo animales en Etosha porque fue un sin parar de recorrer los caminos de tierra buscando animales de forma insaciable.



Hubo dos momentos emocionantes, uno cuando avistamos a una pareja de leones a pie de una de las sequísimas y escasas lagunas. Ahora, en esta parte de África, estamos en  temporada seca y los animales tienen que recorrer mucha distancia para beber. Y claro, allí se encuentra en Rey, esperando a sus victimas en plan abusón.




Era como estar en un documental de tv pero viéndolo en directo, observando el miedo y la precaución de los otros animales que, muertos de sed y sin perder de vista a los los leones, no se aceraban a la charca a pesar de que sus depredadores estaban tumbados al sol y a unos ochenta metros.






El otro momento increíble fue encontrarnos muy de cerca con un enorme rinoceronte. Impresionante verlo tan próximo con su enorme volumen corporal. Una experiencia única esta del safari por libre.

Al segundo día, nuestra micro-bióloga, Tania, nos abandonó porque regresaba a Guinea Bissau donde trabaja para Médicos sin Fronteras. Y dado que la chica era un encanto, seguimos, Rodrigo y yo, un poco huérfanos.

Comenzamos entonces el deambular con el 4x4 por zonas desérticas para alcanzar los distintos objetivos programados de antemano.





Durante muchas horas nos movimos sobre un desierto enorme de arena y tierra y bajo un calor sofocante. Y ahí, en medio de una calima persistente, aparece la sorpresa en forma de señal de tráfico advirtiendo del peligro ante un giro a la derecha.. ¡¡¡ en el desierto!!!. 



Etosha National Park


Spitzkoppe

Pronto nos encontramos en camino de tierra dentro del Desierto de Namibia en dirección a este lugar para pasar la noche en el camping y fotografiar el cúmulo rocoso de granito cuya montaña más alta alcanza los 1784 metros sobre el nivel del mar.




Eso sí, allá arriba hacia frio y pasé horas desagradables dentro de un saco de dormir no preparado para temperaturas bajas.



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Skeleton Coast

Como es lógico, el nombre de este lugar no es una casulidad. Durante cientos de años gran cantidad de barcos han encallado en las playas y provocado muchas muertes.


En esta zona de la costa de Namibia, los vientos  azotan considerablem de tierra a mar,  y las corrientes son fuertes. Dice la Wikipedia:

  "... Los bosquimanos del interior de Namibia llamaron a la región La tierra que Dios hizo en ira", mientras que los marineros portugueses alguna vez se refirieron a ella como "Las puertas del infierno".

Lo cierto es que sentimos en nuestras carnes el fuerte viento y tuvimos que abrigarnos para no pasar frio. El recorrido fue parcial ya que esta costa es kilométrica.

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No cabe duda que en Cabo Cruz pasamos unas horas entretenidas.  Conocido como  "Reserva de focas del cabo Cross (Cape Cross Seal Reserve", este nombre deja claro qué vamos a encontrar allí. 

Al llegar y bajar del coche sufrí el impacto de un fortísimo y desagradable olor que emiten las miles de focas y leones marinos tumbada al sol.



Inmediatamente te tiras a la cámara de fotos como un poseso y disparas decenas de fotografias casi sin control. Es un espectáculo increíble mismo a mis pies. Las focas estan tan cerca como queras acercarte, eso si, con precacion porque algunas intentaran morderte protegiendo su espacio.



Por la playa se paseaban los chacales buscando presas fáciles. Al menor descuido saldrán corriendo con alguna cria entre sus mandíbulas. También las hienas suelen hacer lo mismo pero no habia ninguna en esta ocasión.


Al fondo, las olas llegaban a la costa y cientos de focas practicaban surf deslizandose sobre la cresta en lo que yo imagino una absoluta diversion.






Cape Cross y Skeleton Coast
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Parque Nacional Namib-Naukluft


Abarca parte del Desierto del Namib, considerado el desierto mas antiguo del mundo. Realmente es un lugar espectacular donde los colores de la arena de las dunas, las sombras que da el sol en cada momento del dia o los árboles sin vida con sus esqueletos secos y blancos aportan una visión del lugar en la que no das abasto a contemplarlo todo desde infinitos ángulos distintos.

Llegamos al parque ya entrada la tarde y muy cansados de tanto conducir por el desierto sobre esa tierra y grava que tantisimo polvo levanta y que deja los coches blancos y sucios por dentro.


Tomamos la acertada decisión de entrar en el parque y aprovechar las horas que quedaban antes del cierre. A esa hora había poca gente y era importante ver las dunas a la caida del sol. Ni que decir tiene que escalamos una duna y nos llenamos de arena finisima desde los pies hasta el cabello.


Yo disfruté especialmente en esa zona a la que llaman " La laguna muerta".




"... Al adentrarse en el desierto, una señal indica el camino hacia el “Deadvlei”, que significa laguna muerta. El nombre se debe al cementerio de árboles que rodean la zona. Están petrificados en el suelo, sin vida, como momificados por la desertificación, pero algunos pueden alcanzar hasta los 900 años. Están totalmente deshidratados por lo que tienen cierto color negruzco y no poseen ni una sola hoja en sus ramas."
Informacion obtenida del periodico La Vanguardia


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MUSEO NACIONAL


jueves, 16 de agosto de 2018

NAMIBIA 2ª




16 de agosto

Namibia 2

15 de agosto
Hoy estoy localizado en Namibia, en la frontera de Mamuno con Bostwana.



A tan solo centenares de metros hay un amplio negocio, en un lugar llamado Buipetos que para mi, después de los últimos y jodidos dias de carretera, es un paraiso. El negocio de llama "East Gate Rest Camp"

http://www.eastgate-namibia.com/
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No estaba previsto que cruzara la frontera hoy, especialmente porque era imposible recorrer los 211 km que me separaban de ella. Después de varias horas de tedio y sin ver un alma, tuve la oportunidad de negociar con un tipo que tiene una furgoneta y que le vino genial tambien a él. De este modo me alivié alijerándome una etapa de la ruta. Y claro, una vez en la frontera lo ideal era cruzar y organizarme para esta segunda visita a Namibia, aunque ha sido más fácil que en otros paises porque ya tenía dinero y tarjeta telefónica de mi visita anterior.

Si era justo quejarme de lo caro que es Bostwana para dormir y comer, he de ser justo con Namibia y decir que los precios me parecen más que razonables. Hasta baratos, si lo veo por comparacion con los precios en España. Por ejemplo, gastos de hoy

- Comida de mediodia     80 $N   incluyendo copa de vino
- Café con leche, taza grande     8  $N   a las 5 de la tarde, al estilo ingles
- Dormir                           200 $N   un pequeño bungalow para mi solo
TOTAL 288 $N que traducido a euros son  17,80 €

Si a todo ello añado que puedo lavar ropa, disponer de comida elaborada, de una pequeña tienda y disfrutar de una buena wifi gratis, ¿es o no es para decir que estoy en la gloria?. Es justicia por todos los dias duros pasados tanto en carencias alimenticias y en la dureza y soledad de las carreteras.



Aunque eso si, nada ha cambiado respecto a esto último. Preparando la ruta hasta la caipal Windhoek, mirando un par de mapas y consultar a gente local, me confirman que es un calco de las carreteras solitarias de Bostwana. De nuevo habrá que superarse ante la dificultad. Tengo claro que quejarme no aporta soluciones pero contar solo lo bueno de un viaje es desvirtuarlo por omisión.
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"Se buscan hombres: para viaje peligroso. Sueldo bajo, frio intenso, largos meses de oscuridad completa, peligro constante, retorno seguro dudoso. Honor y reconocimiento en caso de éxito".
 Shackleton. Explorador antártico.

17 de agosto
GOBABIS. A 110 kilómetros de esta frontera. Es la primera ciudad a la que puedo llegar, lo cual da una idea del carácter desértico de la carretera. No hay pueblos intermedios.



lunes, 13 de agosto de 2018

SOLEDAD EN BOSTWANA

SOLEDAD EN BOSTSANA

Vengo comentando reiteradamente lo aburrido que es pedalear por este país. Fuera de las poblaciones que aparecen en el mapa no existe prácticamente nada. En ocasiones las distancias son larguisimas, lo que provoca que me organice concienzudamente en lo referente a la comida que debo llevar y el agua; ambas cosas son fundamentales, son la gasolina del ciclista. An así, tampoco es fácil, las tiendas no abundan y tienen muy pocos productos. Y si es fin de semana la cosa se pone bastante peor porque cierran la mayoría de locales. 

Lo peor es que he perdido el contacto con la gente, con su día a día en el campo y en la carretera. 

Si en Malawi o en Tanzania veía cientos de bicicletas cada día, aquí no las usan. Tampoco las pequeñas motos. Y qué recuerdos aquellos de los puestos de carne frita a pie de carretera. O los platos cocinados de arroz con carne o pollo. Pues todo eso no existe en las carreteras de Bostswana. Allí vivía gente, aquí, nadie excepto los animales.


Vacas. Son casi mi única compañía. Cada vez que pasó al lado de ellas se quedan ensimismadas mirándome. Algunas se asustan y salen corriendo. Las pobres, no están habituadas a ver bicicletas con tanto bulto y a un tipo encima. Soy un objeto raro para ellas. En cambio me apasiona fijarme en su comportamiento; nadie las pastorea, ellas solas andan por en campo y cuando están alimentadas y el sol aprieta, regresan solas también a sus lugares de pernocta, que por cierto yo nunca veo a causa de la vegetación.

Y luego estan los animales salvajes, los que viven en reservas y el parques protegidos. He llegado a encontrarme con una pareja de elefantes inesperadamente sin ser advertido previamente de su presencia con los carteles adecuados. Es lógico, si peatones no hay y ciclistas tampoco para que advertir de nada. Qué falta de sentido común... 

Pues resulta que me iré del país conociendo muy poco a su gente, al menos a la que a mí me interesa, la que vive pegada  la tierra, no a la que pisa asfalto.

Hace un par de días, mi hijo me pasaba un texto copiado de la web de Lonely Planet. Esto es lo que dice respecto a recorrer Bostwana en bicicleta:

Botsuana es un país llano, pero esa es la única concesión a los ciclistas. A menos que se sea un ciclista experimentado y se vaya equipado para rodar en condiciones extremas, nadie debería plantearse una aventura en bicicleta por Botsuana. Las distancias son enormes, el clima y el entorno son abrasadores y secos e, incluso en las rutas más importantes, el agua escasea y los pueblos quedan muy separados. También hay que tener en cuenta que en los parques nacionales y reservas del país no está permitida la entrada en bicicleta y, además, los ciclistas podrían tropezarse con animales peligrosos por las carreteras.

Lo subscribo absolutamente todo. Y bien que lo siento, porque esta situación me aburre mucho. Es duro pedalear cada dia decenas de kilómetros sin tener ningún aliciente a la vista.

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Hoy he parado en un pequeñitp pueblo llamado Dekar. Tiene un sencillo museo dedicado a los Bushman, aborigenes africanos. Y hay una fundacion que fabrica artesania       tambien relacionada con esa cultura. 





Enlace Wikipedia 


En fin, un pequeño oasis en medio de la nada. Mañana sigo en direccion  a la frontera con Namibia. Más de lo mismo, salvo alguna población más grande pero que no tiene mas aliciente que el poder conseguir comida elaborada. Bueno, eso en realidad en un grandisimo aliciente.

BOSTWANA - "Acongojonamiento




Pensaba abandonar Divundu ayer para dirigirme a Bostwuana pero finalmente he decidido claudicar ante la dolorida situación de mi trasero que acumula algunos granos que son realmente molestos cuando me subo al sillín. Un día mas de buena higiene, crema y descanso le vendrá muy bien.

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7 de agosto
"Acongojonamiento". Creo que he dado con la palabra que mejor define lo que he sentido esta mañana saliendo de Namibia. Es esa mezcla de congoja y acojonamiento que todos hemos sentido alguna vez, pero en el caso de hoy ha sido muy serio.

Estando a tan solo treinta y seis kilómetros de la frontera me planteé una etapa tranquila y sin mirar el reloj. Quería llegar a Bostwana y parar en Shakawe, que es donde estoy. Ya tengo instalada mi tienda de campaña, he sacado dinero de un cajero y comprado provisiones.  Ahora sí, ahora está todo en orden y yo he recuperado la tranquilidad.

Esta mañana desayuné en el Guest House magnificamente y en compañia de Patrick, el francés viajero. Y luego, con lentitud empecé  a pedalear hacia la frontera. Una salida genial, con un sol tenue, sin calor a esa hora y siguiendo en paralelo al Rio Okavango al que oía perfectamente el rumor del agua en su discurrir. Muchos niños camino del colegio, muy educados saludándome y, en fin, una gran tranquilidad.



Llevaba recorridos unos quince kilómetros cuando de pronto el asfalto desaparece y me encuentro sobre un camino de grava, una combinacion de arena y piedra que me hizo sufrir y dar más botes que una pelota de ping pong. No imaginaba yo que esta situación duraría hasta llegar al otro pais, en total unos veinte kilometros, pero asi fue.

Pocos kilometros más adelante encuentro un cartel indicando que estaba dentro de un parque natural protegido, de hecho, es el mismo por el que llegué el ultimo dia, solo que esta vez lo cruzo en dirección sur, de forma transversal. Hasta ahí todo perfecto.

Poco más adelante en un control la barrera está levantada. Sigo adelante al tiempo que saludo a los policias. Una me dice hola y me pregunta el clásico "Where are you going?" que tantas veces utilizan. En este caso no se si le interesaba saber adonde iba o era una forma de saludo, cosa habitual. Lo cierto es que sin pararme, le digo que  voy a Bostwana. Eso fue todo.

Mas tarde me enteré de que esta barrera señala la entrada a Moganbo Reserve.

  La zona en verde desde Bagani y Mohembo es la reserva

Tardó poco en aparecer la primera señal de peligro advirtiendo sobre elefantes y otra sobre ciervos. En ningún momento nada ni nadie me detiene ni hay señal q ue advierta de otros peligros. Lo comento porque des pues de un millón de botes entre piedras un coche que viene en sentido contrario se para a mi altura y su conductor también me pregunta, con cara sería, que dónde voy. Dice que hay leones en la zona. ¿leones?, coño, me quedo a cuadros.

- La policia me ha dejado pasar y no hay señales de peligro

El tipo se sonríe con una especie de grosera mueca que me incomoda, y lo peor es que desde ese momento me sentí un verdadero idiota, no se con que grado de responsabilidad por lo que estaba sucediendo, pero idiota a fin de cuentas.

Puedo decir que me llamó mucho la atención que enseguida comencé a ver abundancia de animales, cérvidos, cebras, una girafa y hasta una familia de jabalies. Lo siguiente es que seguí avanzando con una precaución y agobio crecientes. Pasaron a mi lado muchos coches de safaris organizados, con turistas, y eso incrementó bastante mi preocupación. Asi pues, en un momento dado me acerco a un camión todo terreno con turistas blancos armados con sus cámaras y le pregunto a los guias si la carretera es peligrosa para mi. La respuesta fue simple y clara:  - "Very dangerous"

Faltaban alrededor de ocho kilómetros para llegar a la frontera así que le pregunté a los tipos si podrían controlarme llevando el coche detrás de mi. - Sí, me dijeron, y yo sentí un alivio infinito. Era claro que si aceptaban "escoltarme" era porque el peligro existía realmente.

Aún no salgo de mi asombro de que la policia me dejara entrar a la Reserva sin una sola advertencia.

Ni que decir tiene que el estado de la carretera pasó a un  plano secundario dentro de mis preocupaciones y que pedaleé como un animal temiendo que el camión me abandonara. No fue así, afortunadamente. Y por cierto, aquel grupo de turistas seguro que dispararon sus cámaras más hacia mi que sobre los bichos de la zona.

Pero si aun quedaba duda sobre mi estupidez, al llegar a la frontera el primer policia que me ve me pregunta que cuántos somos. -Viajo solo, le digo. Se queda mirándome en silencio y yo comprendo bien porqué. Le pregunto por la peligrosidad y me lo confirma; le pregunto si hay leones y me dice: - Y leopardos. Cuando me atendian en inmigracion para sellar la salida de Namibia los policias lo comentaban entre ellos y fui la comidilla por un rato. Hubo uno que se acercó a mi y de dio un par de palmadas en la espalda como diciendo, tranquilo, hombre, ya pasó todo.

Pues eso, que he sentido la sensación de ser un estúpido irresponsable. El caso es que no encuentro motivos para autoculparme. Si para la policia de la frontera es peligroso, y si los guias de los safaris lo califican igual, ¿Qué decir de esos policias de la barrera que se toman su trabajo tan a la ligera?

dia 8 de agosto
Duermo en Ikoga, en la escuela. Hoy me toca el aula de uso específico para la recepción de los peques en sus primer tiempo de colegio, para que se adapten.

dia 9 de agosto
GUMARE. Consulto precios en un Guest House de esta localidad y me doy cuenta de lo tremendamente caro que es al alojamiento en Bostwuana. Yo sigo en mi escuela montando la tienda.

La carretera por la que voy bordeando el Delta del Okavango es demencial. En si misma no representa un peligro para mi, pero si los conductores con sus vehiculos, que zig zag continuamente.


Tiene baches para hartarse y en alguno de ellos cabe una persona acostada. A los todo terreno, les resulta mas fácil meterse por la tierra de los laterales que pisar el asfalto. Safaris al margen, ahora entiendo porqué hay tantos 4x4 en Africa.

Me aburre tremendamente esta carretera. Solo hay vida en las poblaciones del mapa, me refiero a personas viviendo.


Aqui solo veo caballos, burros y vacas, todos pastando a su libre albedrío, sin pastores. Asi pues, localizar un pequeña tienda donde comprar pan, galletas o agua es absolutamente imposible. Le sensacion de soledad es enorme y solo esperas a que la etapa de cada dia acabe lo antes posible.

Afortunadamente he tenido alguna sorpresa con los animales salvajes. Hace un par de dias un camionero se paró a mi altura para advertirme que cerca habia elefantes. Yo encantado, claro, asi que prevenido avanzo cauto y los veo. Pero, a los pocos segundos llega un coche, se detiene frente a ellos y empieza a dar acelerones al coche para espantarlos, cosa que consigue, claro. En fin, este conductor hizo esto para ejercer de buen samaritano conmigo y "protegerme" aunque en relidad hizo que yo me pillara un cabreo por la ocasión perdida.

Y vi muchas gacelas y una pareja de cebras. Y hoy, camino de mi destino, Seithwa, vi bastantes avestruces.


Solo pude obtener una foto desde lejos porque en cuanto te oyen o te ven salen disparadas a esconderse.

Y mañana sigo viaje. Estoy en el cruce de caminos que van hacia Maún, uno y hacia Namibia el otro. Este último será el que tome mañana.
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OTRA "BROMA" DE OTRO CABRÓN. Voy a tener un recuerdo para un imbecil que hace un par de dias hizo el intento de gastame la misma "broma" que el dia de mi accidente en Tanzania. Este solo sobrepasó un poco la linea divisoria de la carretera pero amagó con dirijirse a mi con claridad. La sensacion de rabia que sentí fue infinita y me amargó el resto del dia. Debo de reconocer que desde el dia del golpe ando con mucha preocupacion, especialmente porque las carreteras tan solitarias son perfectas para que el descerebrado de turno haga una de las suyas. Alli se siente impune al no haber testigos. Eso, al margen de que empiezo la ruta a las 6:30 cada mañana y es fácil coincidir con alguien que haya bebido mas de la cuenta.

domingo, 5 de agosto de 2018

Divindu - Elefantes

4 de agosto - sábado
DIVUNDU


20:30 de la noche en Divundu, localidad a la que llegué hoy. Desde las 18:30 ya no hay luz diurna, oscurece pronto.

Pero la crónica de este dia comienza en realidad ayer dia 3 viernes sobre las 7 de la noche.

Mis dos maestros anfitriones no han podido conseguir tomates para hacer la salsa para acompañar a los espaguetis. Tenemos que improvisar asi que cenaremos solo la pasta con cebolla pochada. Yo me acerco a la tienda del pueblo y consigo un bote de carne de 300 gramos que juntaré con la parte de los espaguetis que me pertenecen. Comí la mitad y reservo la otra parte para la comida del dia siguiente, es decir, para hoy.

Los maestros y otros tres amigos cocinan en la calle, como es habitual en esta parte de África; unos troncos de leña, tres piedras para soportar la cazuela y a cocinar.

Es viernes, mañana no hay clase y los maestros y sus amigos, todos treinta añeros, hablan de cosas del dia. A los pocos minutos llega otro amigo, este dice que "fala portugues", pero no, sabe cuatro palabritas lo mismo que yo de inglés. Este recien llegado me regala un pequeño tríptico sobre temas religiosos de su iglesia.

- Ah, ¿Eres cristiano?, le pregunto,
- No, soy Bautista, me responde.

Y yo me quedo sorprendido porque a lo que veo el chico anda algo desconcertado.

Es un momento agradable. La falta de luz eléctrica hace que el fuego de la "cocina" se convierta en protagonista subyugante de la velada. El presunto hablante de portugués y uno de los maestros se enzarzan en una discusion sobre religiones que yo solo alcanzo a intuir.

Me despido, se hace tarde y estoy cansado. Gracias a todos por vuestra amabilidad y hospitalidad. good night friends¡¡

05:30 a.m. Suena la alarma de mi teléfono. Recojo la tienda de campaña y cargo todo en la bicicleta. Es la rutina de cada mañana.

06:30 a.m. Empujo la bicicleta fuera del pueblo sobre caminos de arena hasta la carretera. Aún no es de dia pero la luna en cuarto menguante aporta la luz suficiente. Me pongo en marcha. Por delante me quedan 112 kilometros que debo hacer para llegar a Divundu.

A la media hora, unos cánticos en grupo me recuerdan que hoy es sábado. La gente por estos lares es muy religiosa y como en paises anteriores fomentan las reuniones por congregaciones religiosas durante el fin de semana. La imagen que veo a mi paso, es a un grupo de personas que cantan y bailan juntos al son de sus propios cánticos ensayados y de tambores. Los intuyo más que los veo, aún las luces del dia son tenues y es el mortecino fuego de una hoguera de su campamento quien me ayuda a ver a los celebrantes. Las mujeres mayoritariamente llevan faldas largas y blancas. Otros grupos visten distinto, en realidad, son uniformes que los identifican. Son las 06: 45 de la mañana.

Avanzó rápido. La carretera es llana y recta, incluso una ligera brisa me ayuda golpeando mi espalda. Me ilusiona llegar a Divuldu y descansar un par de dias. Hace cinco que no tomo una ducha completa y mi higiene es bastante deficiente.



07:00 a.m. El sol intenta asomar a mis espaldas. Hay una bruma baja y al astro rey le cuesta despuntar. Pasan los minutos y se pone de un rojo intenso que llama la atención. Pareciera que su color se debe al enfado con la bruma o quizá esté avergozado de no poder con ella. Es cuestión de tiempo. El sol se eleva y empieza a lanzar rayos cada vez más incisivos sobré mi espalda. Mi sombra me antecede y se proyecta unos metros delante de mi recordándome que me dirijo hacia el oeste.

Recorro los primeros kilómetros a un velocidad de unos 16 kilometros de media, cosa destacable teniendo en cuenta el peso que arrastro. Es lógico, mis fuerzas están intactas en la mañana y decido controlar seriamente los ritmos que debo seguir teniendo en cuenta la distancia falta para llegar a mi destino.

Me informaron que en la localidad llamada Omega conseguiría comida. No es cierto, quizá porque es sábado y cierran todos los negocios casi de forma unánime. Pero yo tenia previsto este asunto al haber guardado parte de los espaguetis de la cena del dia anterior.

Agua no me falta, De todos modo soy un tipo que suda poco y tampoco bebo mucho. En vista de ello mi tranquilidad es grande y sigo avanzando a buen ritmo.

La señales de tráfico anunciando peligro por la presencia de elefantes y perros salvajes se suceden continuamente.

Recuerdo que estoy atravesando varios parques naturales protegidos por ley y donde habitan animales salvajes, una gran flora y muy pocas personas.


En una de esa rectas infinitas aparece en direccion contaria una moto con su ocupante. Nos paramos cada uno en su lado de la carretera y durante breves minutos, este español y ese australiano intercambiamos información. El vive en Mali y va camino de Tanzania. El muy jodido no pedalea, es más inteligente que yo y viaja sobre una scooter de no más de 75 cc. tan ricamente. Decido que consideraré esa opción para mi próximo viaje. Me advierte este hombre que en 300 metros vió elefantes.


Efectivamente, pude observarlos y sacar unas fotografias de este grupo de algo asi como veinte miembros de la manada. La pena es que estaban a no menos de ciento cincuenta metros.

Pero es dia me deparaba la mayor de las sorpresa cuando ya solo faltaban quince kilómetros para llegar a mi destino.

Camino por mi izquierda. Desde que salí de Nairobi sigo la norma británica de circular por ese lado. Qué retorcidos son estos británicos, joder. Y de pronto, zas¡, a unos pocos metros de mi, en mi lado de la carretera,  aparecen cuatro maravillosos elefantes que me dejan estupefacto por la sorpresa.

Dada su cercanía, unos treinta metros, giro bruscamente la bicicleta y la dejo en el carril contrario apuntando hacia una posible via de escape. Todo sucede muy rápido, me paro, cojo mi cámara de fotos e intento retratar lo que veo mientras no pierdo de vista los gestos de amenaza de unos de uno de los elefantes.




Creí morirme de emoción. Quizás lo hice y resucité. Fue un momento mágico, maravilloso. No se trataba de documentales de la tv, no, era real, estaba ante unos de los maravillosos animales de África y del mundo. Fue una experiencia única, sensacional. Fue un dia maravilloso y yo me emocioné hasta la médula.

21:30 p.m. Estoy en Divindu. encrucijada para dirigirme a Bostwuana. La frontera está a treinta y seis kilómetros tan solo. Han sido dias duros de pedaleo, con rectas de mucho control sicológico, calor y falta de alimento. Necesito un par de dias sin bicicleta. Mis músculos estan machacados y mis piernas llenas de picaduras de mosquitos. Todos los mosquitos de África se han cebado conmigo. Estoy cubierto de ronchas, algunas tan grandes y de un picor tan intenso que me hacen ver en el otro lado sospechando que debe haber un orificio de salida. Malditos bichos!

He ido a una tienda de ultramarinos. Este pueblo no es grande pero está situado en un lugar estratégico, asi que es fácil encontar lo necesario y hasta lo prescincible.


Pero además, me he instalado en un Guest House a unos metros del Rio Okavando, y me permito el lujo de disponer de cama con colchón para mi solo, ducha con agua caliente y una botella ve vino "crackling red perle wine"  de 12'5 º, sud africano,  que me ayudó a rematar este recordatorio del dia sin dormirme. Necesitaba, y mucho, esta parada. Después de cinco dias consecutivos de tienda de campaña y aseos precarios solo pedia esto: una habitación decente, un colchón suave, algo   que comer y un par de copas de vino peleón.

Y mañana sea otro dia. Mi vecino de  alojamiento es un francés que lleva cinco años viajando por el mundo. Quedamos a  las 07:30 a.m. para desayunar. Seguro que me viene muy bien su infomacion. Tan solo  hay que echar un vistazo a su mapa para comprobar la capacidad de organizacion de este hombre


A mi botella de vino aún le quedan varios tragos pero no me apetece ni uno más a pesar de mis nostalgias.

Y tengo sueño.

goodnight  people... ¡¡






miércoles, 1 de agosto de 2018

NAMIBIA 1ª

NAMIBIA




Namibia
3 de agosto

Pasan los dias y como no voy tomando notas me cuesta sentarme a escribir y recordar las cosas que voy viviendo por el camino. Hoy llegué a este pueblo llamado Chetto, (Namibia) y como casi siempre la generosidad de algún maestro me ha permitido estar instalado, aseado y hasta tener alguna ropa lavada. Son las cuatro de la tarde y ahora le dedico un rato a la escritura, que no siempre es factible.

Desde mi salida de Livingstone necesité dos jornadas para llegar a la frontera con Namibia. En esos dos dias he pedaleado por la carretera con el firme más horrible que me encontré nunca durante unos cuarenta kilómetros que se hicieron eternos. Algunos tornillos de mi portaequipaje delantero se  a aflojaron y tuve que parar para ajustarlo antes de que se rompiera.

Y desde el punto de vista de la orografía del terreno, esta salida de Zambia  fue dándome un avance de lo que me esperaba: carretera muy llana a través de una enorme sabana, rectas larguísimas hasta el aburrimiento y calor, mucho calor, así que a partir de la una de la tarde es complicado seguir pedaleando y hay que parar y buscar donde dormir.

Sigo acudiendo a las escuelas como primera opción para pasar la noche. Cada responsable actúa de formas muy distinta; a veces tengo que esperar a que resuelvan, y otras es pan comido, como el de hoy, que  los quince minutos ya me abrió el aula infantil y me ayudó a instalarme. 

En las escuelas es raro que no haya servicio de "seguridad" por las noches. Que no se bien lo que guardan con tanto ainco porque todo suele estar bastante deteriorado. Lo entrecomillo porque mi última noche en Zambia, una maestra me comenta que voy a tener la compañía del hombre de seguridad que va a dormir en la misma clase que yo para que "no tengas miedo". Casi se me escapa la risa. Ya he notado a veces que les preocupa que pueda ocurrirme algo mientras ocupo sus colegios pero esto de meterme a un tipo que no conozco en la misma sala me hizo agarrar un mosqueo grande. El caso es que este hombre llega, me lo presentan y le noto un aroma a alcohol importante. Al rato, separa una mesa, saca su fiambrera y se sienta, prepara un picnic nocturno en toda regla. Oiga, le digo, que me voy a dormir, bueno, tranquilo, yo quedo aqui..., ya, pero apaga la luz, que asi no puedo dormir..., que no, que yo necesito la luz.... Joder, me cabreo y llamo a la directora justo cuando se iba a la cama. En fin, enseguida vio el panorama y largó de allí al vigilante. Le pregunté a ella cómo iba a estar la escuela segura con un hombre lleno de alcohol. Ya, me dice, pero es lo que tenemos... No entendí nada.

Y la noche siguiente otro seguridad en otra escuela, pero este era serio y apareció con un rifle en la mano que yo me quedé atónito. En fin, anécdotas del día a día.

Namibia me está gustando en algunos aspectos. Me llama mucho la atención que no veo ni una sola bicicleta, más sorprendente aun cuando vengo de dos países anteriores y limitrofes donde este vehículo era crucial para la vida diaria.

La carretera es muy amplia y en bastante buen estado, cosa que me permite avanzar rápido, para mi fortuna.  Sí, porque tengo el problema de que estoy cruzando zonas de parque protegidas y, entre poblaciones, las distancias son muy largas. Lo peor, sin embargo, es que no encuentro lugares donde comer. Ayer fueron ochenta kilómetros hasta localizar un lugar, y hoy han sido noventa  sin poder comprar nada. Todo es parque y no hay viviendas porque habitan animales salvajes. Hoy encontré a mi paso varias señales de peligro de encuentro con elefantes y perros salvajes. Sin embargo solo pude ver cebras, gacelas y ciervos.

El tema de la falta de comida me incomoda mucho porque estoy mal alimentado y eso, viajando en bicicleta, es un problema importante. Incluso me condiciona. Ayer dormí en un control policial en un pueblo llamado Kongola. La información que me facilitan estas personas es que en los próxims setenta kilómetros no hay nada. En realidad fueron noventa. Esa noche yo había comprado algo para cenar pero en vista de lo que me espera, guardé la comida para hoy (salchicha y patatas fritas) y cené algo de pan, queso y plátano. Fue un acierto del carajo porque de no ser así hoy el hambre me hubiera dado muchos problemas. 

Y aquí estoy. Hablé con mis dos maestros anfitriones, compré espiguetis y ellos van a conseguir tomates y cebollas para hacer salsa de tomate. Meteré una parte en un taper para el camino de mañana, que ya me han dicho que nada de nada en cincuenta kilómetros. Joder, cómo se hacen de largos los días cuando no hay nada para llevar al estómago. 







domingo, 29 de julio de 2018

LIVINGSTONE & VÍCTORIA FALL

LIVINSGTONE  y VICTORIA FALL
29 de julio

Hoy es domingo y se nota porque cierran la mayoria de comercios. En esto es bastante distinto Zambia de los otros paises anteriores. En los pueblos es cuando más apreciaba la festividad porque la gente es muy religiosa y acude a los actos que organiza su iglesia de forma masiva. Tanto es así, que es muy frecuente ver pasar camiones y furgonetas llenas de personas de una misma congregación entonando cánticos a viva voz. Las reuniones de este tipo pueden durar muchas horas, tardes o mañanas enteras.

Desde Lusaka vuelta a la carretera. Me dijeron lo mal que estaba el firme  en un primer gran tramo y acertaron. El contraste fue que a partir de Choma, donde el asfalto es liso y el terreno todo sabana y llano, una maravilla. Y el aire fue mi aliado continuamente, asi que lo que en principio iban a ser tres etapas se convirtieron en dos porque el primer dia recorrí 112 km.


Al dia siguiente, preveía entrar en Livingstone hacia medio dia y asi fue, pero buscando el alojamiento, mi GPS me llevó por sitios extraños por los suburbios de la ciudad y acabé perdido. Si pregunté quince veces a la gente, otras tantas me rodearon decenas de personas llenas de curiosidad. Ver a un tipo como yo por allí, sobre caminos de tierra preguntando por una calle no es normal. Eso sí, todos muy amables intentando ayudar pero la cosa estaba mal porque resultó que lo que yo buscaba estaba situado a nueve kilómetros de alli. Total, que desesperado, muerto de hambre y jodido por un calor agotador, paré, me senté a comer y tomar una cerveza mientras pensaba con tranquilidad y buscaba información.

Mi Guest House estaba a seis kilómetros de las Cataratas victoria, que era mi destino deseado. Otra vez el GPS me mete por caminos absolutamente sospechosos de ser erróneos pero esta vez sabia a donde me dirigía, o sea, iba bien. En un momento dado me dice que gire a la izquierda y lo hago, pero me encuentro con un camino solo de arena entre un bosque de arboles bajos. 


El mosqueo fue total hasta que aparece un coche con unos tipos uniformados y su escudo en la camisa: dos cuernos de elefante cruzados. Que a dónde vas?. Voy a Bongwe Guest House and Camp. Ah, sí es por ahí, y me acompaña unos metros para que no me pierda. Sigo mosqeado y le enseño la fotografia de la casa que busco; que sí, que es esa misma. Eso me tranquiliza pero sigo viendo un camino de arena que me costó dios y ayuda finalizar empujando la bicicleta con todo su peso sobre tres palmos de arena. Llego a una verja, alta y cerrada. Más mosqueos. Nadie por los alrededores y aquello está bloqueado. Grito, llamo, a quien sea, pero nadie sale. Desesperado, al rato tiro del portón y para mi asombro se desliza sobre su carril  y se abre. Ufff, entro y sigo avanzando hasta llegar al maldito alojamiento que está pensado para acceder a él en coche únicamente; mejor en un todo terreno. El dueño no está y no me entiendo con los empleados que del registro de clientes no saben nada. Llaman al dueño, espero casi una hora y cuando llega no tiene ni puta idea de mi reserva. Dice  que si me quiero quedar he de pagar 20$ USA por noche. Por fortuna tengo  el email de la reserva y consigo el alojamiento tan deseado.

Mi cabeza no paraba de imaginar que tenia que estar allí dos dias, es decir, tenia que ir a ver las Cataratas y volver. Eran dos salidas y una más, la del dia de mi marcha,  que tendría que empujar de nuevo la bicicleta por aquel camino maldito. Decido que me voy al dia siguiente aunque tenga que pagar las dos noches de la reserva. Al final, el dueño se mostró comprensivo.

La cosa no acaba aquí con este alojamiento. Durante toda la noche estuve oyendo rugir a dos leones que luego supe que estaban a unos trescientos metros de nosotros, aunque encerrados. Fue impresionante oír a estos animales desde el interior desde la tienda de safari que me asignaron.

Y llega la mañana de irme y salgo a pisar la arena. Pongo en computador de la bici en marcha y llegué a contar un kilómetro y cuatrocientos metros de camino de arena. Armado de paciencia empujo y empujo cabreado como una mona hasta que de pronto, Oh sorpresa, a cuarenta pasos delante de de mi,  mal contados, tres elefantes cruzan el camino parsimoniosamente y se pierden entre los árboles. Yo me quedé paralizado y no es para menos. Podía haber tenido ese encuentro cara a cara y me pregunto qué hubiera pasado. Luego vi más pisadas de elefante por todo el camino y hasta que no llegué al asfalto de la carretera principal no dejé de mirar a todos lados con el miedo dentro de mi.

VICTORIA FALL
Llegar y ver las cataratas siempre estuvo en mi mente desde hace varios años. Es una ilusión cumplida y lo hice lleno de emoción. Intentar describir lo que se ve es realmente una temeridad. Ni por asomo puedes transmitir no solo lo que se ve y se oye, las emociones también cuentan y aquí    yo me quedé realmerte impresionado en el primer contacto con el agua cayendo hacia el precipicio. Inenarrable.



Justo antes de llegar, la carretera se aproxima al Río Zambeze y el rumor del agua lo envuelve todo. Se oye el estruendo a varios kilómetros. Yo mismo desde mi alojamiento, en la madrugada, oía perfectamente las Cataratas. Por la mañana, al aproximarme se veía esa nube enorme que surge del fondo del cañón y que se eleva como si del humo de un incendio se tratara. En fin, que de alguna forma te va preparando para el encuentro con esa magia del agua cayendo al precipicio.